El Síndrome de Diógenes

El Síndrome de Diógenes

El síndrome de Diógenes se puede definir como un problema de conducta que se caracteriza por un abandono total, tanto en el ámbito personal como en el social, por un aislamiento voluntario en propio hogar, y por la ausencia de limpieza, acumulación compulsiva de importantes cantidades de basura, objetos, ropa y desperdicios domésticos.

Este síndrome afecta principalmente a personas mayores de 60 años que viven solas, aunque también existen casos de personas mas jóvenes, esta enfermedad es más común en mujeres que en hombres, sobre todo en aquellas que están viudas, al menos la mitad de las personas que padecen este síndrome sufren algún tipo de enfermedad mental: los diagnósticos relacionados más frecuentes suelen ser demencia, depresión psicótica y trastornos de personalidad.

Actualmente no hay un tratamiento específico para éste síndrome, sin embargo, tratando los factores psicológicos que están presentes, es posible en muchos casos la recuperación de quien lo sufre, debido al miedo que tienen muchas de las personas con síndrome de Diógenes a los centros sanitarios, la ayuda es llevada a cabo en casa, pero siempre proporcionando condiciones de salubridad.

El uso excesivo de móvil y tablet en los niños

El uso excesivo de móvil y tablet en los niños

Si un niño se acostumbra a recibir la gran cantidad de información que los teléfonos móviles permiten a una edad muy temprana, la realidad les parecerá aburrida, sus niveles de atención disminuirán en las situaciones del mundo real, mucho más lentas que en el mundo virtual, no serán capaces de concentrarse en el colegio y rendirán mucho peor.

El uso excesivo de la tecnología, debido a las características placenteras de ella, hace a los niños muy proclives a las adicciones, además, las pantallas y los juegos activan a los niños, dificultando y empeorando su sueño, el uso excesivo de las nuevas tecnologías también se relaciona con el aumento de la obesidad y el sedentarismo, se recomienda que el uso diario de las tecnologías en niños menores de 2 años sea de 30 minutos y para niños más mayores entre 1 y 2 horas es suficiente.

Los padres o responsables de los niños deben realizar actividades en familia que no impliquen tecnología, como juegos de mesa, puzles o actividad física, la mejor manera de limitar el uso de la tecnología es dando ejemplo.

El espacio personal en la relación de pareja

El espacio personal en la relación de pareja

No podemos reducir nuestra felicidad al tiempo que pasamos en pareja, somos más que un novio o novia, esposo o esposa, hay más parcelas en nuestra vida que debemos llenar con aquello que nos gusta sin ningún tipo de restricción.

La dependencia emocional con la pareja a largo plazo puede dañar nuestra autoestima, al sentir que sin la pareja no podemos hacer nada, no podemos disfrutar sin ella y además tenemos un miedo constante a que nuestra pareja rompa con nosotros, por ello debemos mantener nuestro espacio personal, ser capaces de vivir más allá de la relación de pareja, hay momentos que necesitamos dedicarlos a nosotros mismos y la pareja lo tiene que entender.

Las relaciones de pareja fusionales o simbióticas, en las que pasamos a ser una sola persona, no son sanas, ya que perdemos nuestra identidad y nos impiden nuestro crecimiento personal, es importante cultivar el espacio de pareja y el espacio personal por igual, de manera que nos desarrollemos como personas individuales para luego tener una vida más plena en pareja.

La ciclotimia

La ciclotimia

Lo normal son períodos breves, entre dos y seis días, con depresión y manía (euforia) alternantes con o sin irritabilidad, quien lo padece se ve envuelto en continuos cambios del estado de ánimo.

Habitualmente existe un “equilibrio” entre síntomas depresivos e hipomaníacos, predominando en la mayoría de los pacientes unos síntomas sobre otros (siendo más frecuente los depresivos), esta forma de sobrellevar el día a día puede desconcertar mucho a la persona que lo sufre, la edad de comienzo de este trastorno se sitúa en la adolescencia o principio de la vida adulta y afecta por igual a hombres y mujeres.

El diagnóstico de la ciclotimia se lleva a cabo en aquellos adultos que experimentan periodos tanto hipomaniacos como depresivos durante al menos 2 años, en niños y adolescentes basta con un año entero para su diagnóstico, existe un riesgo del 15-50% de que un paciente con ciclotimia desarrolle posteriormente un trastorno bipolar.

Vencer las fobias que nos paralizan

Vencer las fobias que nos paralizan

Sudoración, pensamientos irracionales y ansiedad extrema son algunas de las sensaciones que generan este trastorno detonado en apariencia por situaciones u objetos sin importancia.

Pero, ¿qué se esconde detrás de las fobias?

Las fobias se caracterizan por ser una reacción desmedida ante un estímulo que es inofensivo y que no pueden manejarse de manera racional. Es por ello que quienes las padecen pueden actuar de manera irracional y desmedida ante circunstancias que nosotros no veríamos como amenazantes. Al detectar el peligro reaccionamos instintivamente para preservarnos, pero cuando la reacción es excesiva deja ser un instituto de supervivencia para convertirse en un problema. Las personas que las padecen están conscientes de que su reacción es exagerada, pero no pueden controlar dichos brotes.

Ante esta situación, resulta necesario definir a el origen de dicha reacción, que puede variar de persona a persona. El miedo está condicionado, en gran medida, por situaciones  experimentadas en el pasado, que de manera consciente o inconsciente pueden dejar un rastro en el presente. Es decir, las fobias son desencadenadas por eventos que en su momento resultaron traumáticos, pero no es posible definir siempre de manera consciente. El miedo, a su vez, tiene la función de alejarnos del peligro. Las manifestaciones de las fobias son similares a las del estrés, y cualquier intento racional por contrarrestarlas resulta inútil. De esta manera, la vida cotidiana resulta profundamente afectada. Incluso, las fobias pueden ser desatadas por pensamientos aunque no hayamos tenido que enfrentar la experiencia traumática.

Vencer una fobia requiere de un trabajo en equipo con un psicólogo que ayude a rastrear el origen del pavor desmedido y pueda proveer estrategias. Asimismo, es necesario contar con la motivación suficiente para vencerlo, puesto que evitar el estímulo refuerza el miedo.

Recalcular nuestra realidad

Recalcular nuestra realidad

Desde hace algunos meses hemos estado viendo una “realidad alterna” que nunca imaginamos. Al principio del confinamiento, pesábamos que existía una fecha de caducidad para el encierro. Si bien muchas personas descubrieron trastornos emocionales como ansiedad y depresión que antes no padecían, otros encontraron un oasis de tranquilidad en su ajetreada rutina. Algunos se han dado la oportunidad de hacer profundas introspecciones,  sanando aspectos de su ser, culminando proyectos pendientes o descubriendo nuevas habilidades. Pensábamos que iba a ser un espacio temporal, y que fácilmente podríamos retomar la prisa, el tráfico y el excesivo gasto económico. Pero no es así. Y no sabemos hasta cuándo continuaremos así.

Ante estas circunstancias, la incertidumbre funciona como gasolina para hoguera que ha permanecido encendida dentro de casa, nublando las relaciones familiares con el humo o dejando consumir por el fuego parte de nuestra salud mental. Pero ya es momento de dejar de esperar un retorno a “la vida de antes”. Si logramos aceptar que aun no existe el plazo de vencimiento para la “nueve normalidad”, entonces la incertidumbre dejará de existir, puesto que nuestra energía estará en crear una nueva rutina con las posibilidades que tenemos, y no con las que añoramos.

El presente se determina en “antes de la pandemia” y en el “ahorita”, que rechaza la idea de que esta etapa será permanente, además de que desenmascara la expectativa de volver pronto al “antes”, aunque cada vez se disemina más lejano. Asumir el “ahorita” nos obliga a replantear la cotidianeidad y nuestro quehacer diario, ya que estamos inhabilitados para ser la persona que realizaba las tareas que nos conformaban como seres humanos. Es decir, si antes del confinamiento para alguien representaba parte de su identidad viajar o competir en algún deporte, ahora ese rutina resulta inalcanzable. Entonces, es válido cuestionar nuestra propia identidad, conformada a partir de lo que disfrutamos hacer, los planes que deseamos y el obstáculo que no podemos sacar.

En tanto las acciones que realizábamos eran parte de nuestra constitución como personas, y ahora carecemos de ellas, es válido sentirnos deseamparados, y sin entender hacia qué dirección debemos dirigirnos, puesto que nuestra identidad está sin objetivos. Al ser incapaces de afrontar el sin destino, podemos sentir ansiedad o incluso tristeza profunda. Ante estas circunstancias lo más recomendable es visitar a un psicólogo que nos ayude a encontrar de nuevo una dirección para que nuestra identidad pueda consolidarse de nuevo.