Vivir en el presente

Vivir en el presente

Quedarnos encadenados al pasado o dejar que todos nuestros pensamientos se dediquen a los planes del futuro pueden ser un problema, puesto que nos impiden vivir en el aquí y en el ahora. Mientras estemos atormentados por el ayer o confundidos por el mañana nos será imposible disfrutar la vida que se nos escapa hoy de las manos.

“La vida es lo que pasa mientras hacemos planes”, satiriza John Lennon haciendo referencia a la importancia de vivir. Permanecer en el espacio que es “hoy”, pero extrañando el “ayer” y anhelando el “mañana” nos aleja de construirnos hoy, puesto que no podemos enfrentar lo que sentimos, lo que hacemos, lo que queremos.

Parte de la educación se ha enfocado en prepararnos para el futuro, que nos implica centrar nuestra energía en el día de mañana. La racionalidad nos obliga a aprender del pasado, haciendo a un lado el instante presente. Anhelamos el futuro que pueda sanar la nostalgia que sentimos por la libertad que teníamos hace algunos meses. Ello nos coloca en una temporalidad incierta, fuera de la realidad. Y lo único que provocamos es desperdiciar los instantes que conforman a la vida.

De hecho, puede haber ocasiones en las que recurrimos a experiencias del pasado o a esperanzas depositadas en el futuro para evitar confrontar el momento presente, asegurándonos de que “ya pasará”… y es así. Pero lo mejor es que estemos conscientes para aprender de dicha experiencia y que lo utilicemos a nuestro favor.

Es inevitable refugiarnos en el pasado en algunas ocasiones, ya que nos sentimos protegidos con lo conocido. El problema ocurre cuando nos aferramos al recuerdo de lo que fuimos, sentimos, hicimos… Ante esta circunstancia, comparamos la actualidad con las experiencias pasadas, y nos impide apreciar la oportunidades del presente e incluso iniciar proyectos.
Por otro lado, fijar nuestros pensamientos en expectativas o en suposiciones de lo que podría ocurrir si realizamos tal actividad o si logramos equis meta, nos impide observar lo que contamos hoy, además de que si no se realizara nos llenaríamos de ansiedad, frustración y decepción.

Claves para vivir en el presente:

  • “Solo por hoy”, es la frase que se utiliza para las personas que están dejando una adicción, pero también podemos aplicarla todos cotidianamante, ya que permite un cumplimiento de metas a corto plazo y nos enseña a observar los pequeños detalles de la vida.
  • Tomar consciencia de las acciones. Conectarnos plenamente con la actividad que estamos realizando, no solo nos hará más eficientes y productivos, sino que genuinamente disfrutaremos lo que estamos haciendo.
  • Tomar un descanso cuando sea necesario, nos permitirá sentirnos menos saturados y apreciar el esfuerzo realizado hasta el momento. Así, tampoco confundiremos las ganas de renunciar con las de descansar.

La capacidad de adaptación resulta fundamental para poder valorar lo que se tiene y obtener los mejores resultados dadas las condiciones.

Lecciones que deja el COVID-19

Lecciones que deja el COVID-19

Sin bien cada experiencia ha sido distinta durante la pandemia, es posible decir que inicialmente a todos nos oxigenó la pausa inicial. A cuatro meses del encierro (quizás para algunos más o menos), hay premisas que debemos tomar en cuenta para tener una existencia más satisfactoria: 

– Tener una reserva económica. Al ahorrar la cantidad de gastos para tres meses, podemos estar protegidos.

No tener “todos los huevos en la misma canasta”. Diversificar los ingresos familiares permite continuar obteniendo recursos aun si alguna fuente se ha agotado.

– La salud mental no tiene precio. Muchas condiciones psicológicas no tratadas se agravaron. Las emociones jugaron un papel fundamental, y se comprobó que estar contenido en un espacio psicoterapéutico permite continuar ante cualquier situación con mejores herramientas.

Saber de tecnología. A casi tres décadas de la divulgación de Internet es inminente que reconozcamos los medios digitales como recursos para el crecimiento.

Capacidad de adaptación. La flexibilidad se convirtió en una de las habilidades más deseadas, ya que poder sobrevivir en distintas circunstancias resulta indispensable.

Aprender a pasar tiempo en familia. Es común escuchar que se valora mucho el espacio familiar, pero pocas veces habríamos tenido la oportunidad de realmente vivirlo. Tener vínculos sanos es una manera de sobrepasar cualquier evento impredecible.

Nunca se es precavido de más. Extenuar las medidas de higiene es un método eficaz y preventivo que no implica demasiado esfuerzo y sus resultados son muy favorables.

Hay muchas otras lecciones que el Coronavirus nos ha dejado, sabemos que cada experiencia es única. Les invitamos a contribuir con sus propios aprendizajes para reconstruir la vida que nos espera.

 

Beneficios psicológicos del ejercicio físico

Beneficios psicológicos del ejercicio físico

También aumenta el flujo de sangre al cerebro, aportando más nutrientes, esto tiene un impacto positivo en nuestras capacidades cognitivas, mejorando la memoria, la atención y los procesos ejecutivos, como la planificación y toma de decisiones.

Desencadena la producción de ciertos neurotransmisores, sustancias cerebrales, como las endorfinas y canabinoides que tienen el efecto de hacernos sentir placer y felicidad y ayudarnos a disminuir el síndrome premenstrual, estas sustancias también son analgésicos naturales, lo que nos ayuda a la gestión del dolor como el dolor muscular o el dolor menstrual.

Disminuye la intensidad de los síntomas de depresión y la ansiedad, sobre todo se ha visto la eficacia del ejercicio aeróbico y anaeróbico, la mejora del estado de ánimo tras la actividad física se encuentra en la disminución del estrés oxidativo, es decir, del deterioro celular, las personas con depresión y trastorno bipolar muestran un mayor deterioro celular, que con el ejercicio físico se frena.

Ansiedad: ¿Qué es y cómo manejarla?

Ansiedad: ¿Qué es y cómo manejarla?

Es una respuesta emocional y física frente a situaciones que se consideran peligrosas. Variará según el estímulo que la produzca, y suele venir acompañada de sentimientos de inquietud, recelo, miedo y nerviosismo. La ansiedad nos sirve para poder reaccionar en momentos difíciles. Nos puede servir como ayuda para escapar de un peligro o como energía para completar tareas pendientes.

En su justa medida es útil y necesaria, es un mecanismo defensa y por tanto no es negativa necesariamente. Por tanto, no hay que suprimirla, sino aprender a controlarla.

La ansiedad puede ser problemática cuando los síntomas son: graves y desagradables, duran mucho tiempo, ocurren con mucha frecuencia, ocurren en situaciones que no debiesen ser estresantes, impidan hacer cosas que se quieren realizar.

Durante este tiempo de pandemia es esperable que muchos aumenten sus niveles de ansiedad, frente a la angustia de desconocer lo que vendrá a futuro y por el encierro, en dónde el cambio de estilo de vida y el confinamiento puede elevar y mantener por más tiempo del común la ansiedad.

¿Cómo se puede manejar?

Lo primero es impedir que siga aumentando. Para eso puede:

  • Hacer algo de ejercicio: No es necesario que sea muy intenso si no es de su agrado, sino más bien busque alguna actividad física que le sea placentera como el baile o movimientos de elongación.
  • Encuentre tiempo para usted mismo y hacer algo placentero: gaste su tiempo en realizar algún pasatiempo como leer, tejer, hacer manualidades, juegos de mesa, toque un instrumento musical, pinte, etc. Trate de disfrutar su tiempo libre en actividades que no requieran el uso de pantallas, ya que, con el teletrabajo y el estudio online, ya se gastan muchas horas del día frente a una pantalla, que a la larga pueden aumentar sus niveles de estrés y ansiedad. Si gasta su tiempo libro haciendo actividades que le agrada y disfruta, no se dará cuanta como pasan los días y bajarán sus niveles de ansiedad.
  • Póngase objetivos realistas, que pueda seguir: sea más flexible con sus hijos, pareja y usted mismo. Es importante seguir una rutina diaria, pero no se frustre si no cumple la rutina a la perfección dentro del tiempo que estimó para ello. Propóngase objetivos de tiempo más flexibles y que crea capaz de seguir en tiempos cortos.
  • Note cuando empieza a sentir niveles elevados ansiedad y distraiga su atención: respire profundamente y pausado, mire detalles del entorno, etc. Una vez que se sienta más calmado continúe con lo que estaba haciendo.