Desarrolla tu inteligencia emocional

Desarrolla tu inteligencia emocional

Una de las razones es que, cuando podemos gestionar nuestras emociones de manera eficiente somos menos propensos a tomar decisiones o llevar a cabo acciones de manera impulsiva o por acto reflejo.

Algunas pautas para desarrollar tu inteligencia emocional:

– Escucha la opinión que tienen los demás de ti y de tus reacciones emocionales.

– No niegues tus sentimientos, acéptalos, recuerda que sentir rabia o ira es humano, lo que verdaderamente cuenta es cómo expresas esa emoción sin hacerle daño a los que te rodean.

– Determina cuáles son tus potencialidades y límites, así fomentarás la autoconfianza y el autoconocimiento.

– Los cambios son una parte intrínseca de la vida, acéptalos y aprende a adaptarte a ellos, míralos como una oportunidad para crecer.

– Busca pequeños detalles que te mantengan motivado para lograr un objetivo y celebra cada vez que des un paso que te acerque a tu meta.

– No juzgues a los demás y, sobre todo, no critiques a las personas, cuando vayas a hacer una crítica, asegúrate de que esta sea constructiva.

Medios de comunicacion y su influencia sobre la sociedad (parte 2)

Medios de comunicacion y su influencia sobre la sociedad (parte 2)

Lo cierto es que el éxito de la pantalla chica no está dado por la calidad de sus programas sino de la necesidad de evasión que sufre el hombre en su cotidianeidad, intentando olvidar la monotonía, la mediocridad y la imposibilidad de proyectos reales para un cambio significativo. Se consumen programas en los cuales nos identificamos fácilmente con algún personaje pues la vida real nos lo niega. Esto nos lleva a pensar que no estamos conformes con nuestra existencia.

La noticia se transformó en espectáculo, sin importar el contenido del mensaje: el asunto principal es llenar espacios con muchas novedades a tal punto que cada individuo puede ahora proporcionar una noticia. Pensemos en varios programas televisivos, donde la gente habla de su vida y de su intimidad sin filtro.

La edad postmoderna está obsesionada por la información y la expresión. Todos podemos ser locutores y ser oídos. Cuanto más se solicita la subjetividad, más anónimo y vacío es el efecto. Nadie en el fondo está interesado por esa profusión de expresión, salvo el emisor o el propio creador. Así es como el emisor se ha convertido en el propio receptor.

Los equipos de transmisión de sonidos, de imágenes, seducen a las personas y queda bloqueada la real comunicación entre los seres humanos. Son imágenes, sonidos, secuencia de imágenes fragmentados en tiempos pequeños, que no permiten la posibilidad de ordenarlos en una secuencia que responda a nuestro ciclo vital, a nuestro sentir o vivir.

La publicidad se impone sin permitir el discernimiento. Es el Amo de esta dialéctica. Es Amo mientras haya consumidores, pero a su vez es también Esclavo pues necesita de ellos para que funcione con éxito el consumo.

La seducción del consumidor se hizo realidad. Se vive en un mundo de simulación, para las expectativas, para lo que vendrá, olvidándose que es en nuestro presente que podemos desplegar nuestras potencialidades. Proponiendo continuamente nuevas necesidades, la publicidad se contenta con explotar la aspiración común al bienestar y a la novedad. Poder estar o tener algo novedoso es por muy poco tiempo. El mañana presenta una nueva opción y un nuevo deseo.

Medios de comunicacion y su influencia sobre la sociedad

Medios de comunicacion y su influencia sobre la sociedad

Una extraña y nueva sociedad surge visiblemente ante nosotros donde se percibe un malestar que es consecuencia de la desorientación frente a un mundo creado por el mismo hombre. Estamos inmersos en una cultura no sólo extraña, sino contradictoria donde la prematura llegada del futuro hace cada vez más difícil seguir el paso de la realidad.

El “deseo de tener” desarrolló una civilización comercial: equipos de audio, teléfonos inalámbricos, televisores, computadoras para el hogar, radios y demás sistemas de comunicación que se adquieren febrilmente, para obtener un resultado paradójico. A partir de su adquisición ya nadie se comunicará, ya no habrá más alteridad. No hay más posibilidad para el consenso o el disenso. La era de las comunicaciones supone un deterioro de la comunicación humana. La simple presencia de la televisión cambia las relaciones familiares a punto de dejar sólo un vestigio de ellas.

Todo el Universo llega a desplegarse arbitrariamente en nuestra pantalla doméstica con información inútil y excesiva que nos llega desde el mundo entero. Estamos sobreinformados por crónicas periodísticas cuya característica está en los comentarios cortos, claros y sencillos. No habrá necesidad de memoria, de referencia o de continuidad, todo debe ser comprendido de inmediato. Si bien la información llega, el acontecimiento se olvida pues es expulsado por otros más espectaculares.

Hay una voracidad en consumir noticias, algo nuevo cada hora, pero perdemos la actualidad de los datos por la rapidez del cambio.

Los principios de la comunicación se basan en seducir al público, distraer, presentar la actualidad como candente, lograr el efecto necesario para “enganchar” a la mayor parte del público a ritmo rápido. La imagen debe distraer, retener la atención y asombrar. La velocidad y “transparencia” de los mensajes no requieren del cuidado, crítica y progreso de nuestro intelecto. Es más fácil ver que leer y pensar.

“Estamos en una cultura de la comunicación y de la información, pero sin secretos, una cultura que todo lo muestra ya que es demasiado transparente. Es la obscenidad de la inmediatez de todas las acciones y de todos los acontecimientos. Es en esta obscenidad que llega su fin toda representación, toda creación.” – Jean Baudrillard

Muchos sueños están ahora rotos

Muchos sueños están ahora rotos

Debido a que muchas aspiraciones y un tren de vida han sido cortados por la pandemia de este agresivo virus, han ido en aumento la ansiedad y la depresión. Miles de personas han perdido su trabajo y eso no solo es dejar de ganar dinero, sino que significa también dejar de tener una actividad a la que se le dedicaba buena parte del día.

Los pensamientos por sí mismos producen sentimientos. Si una mente se enfoca en la colección de sucesos trágicos, entonces sufrirá. Somos el único ser vivo que sufre, ya que le duelen las cosas cuando las imagina. Este es un precio que pagamos por tener un intelecto.

Una de las recomendaciones es no dejar de sentirnos útiles. Dedicarnos a limpiar nuestras casas, ayudar con las tareas de los hijos, leer, escribir, hacer ejercicio, crear podcasts, videos u otros materiales para redes sociales… Todas las actividades que nos permitan experimentar la acción de crear son indispensables para la buena salud mental.

Si estás desempleado o estás confiando por cuarentena no olvides hasta las cosas más insignificantes que puedes hacer para darte a ti mismo el mensaje de que todavía “sirves”. Te darás cuenta de que el trabajo siempre está delante de ti y que si las cosas te parece que empeoran hay detrás de ti más de 3500 millones de años de evolución de la vida que respaldan tu actitud actual por salir adelante. Somos una especie ganadora.

Porqué deberíamos probar la psicoterapia

Porqué deberíamos probar la psicoterapia

“Yo no necesito ir a terapia”. “No voy a pagar para que alguien me diga qué debo hacer”. “No tengo ninguna enfermedad”. Estas son frases que comúnmente escuchamos al mencionar la palabra “psicólogo”. Pero en realidad, estas ideas revelan los estereotipos que tenemos implantados en nuestras mentes. La psicoterapia no es exclusiva para la gente “enferma”, sino que es para aquellos que quieren enfrentar y resolver sus conflictos. Es para quienes desean cambiar sus circunstancias de vida, y saben que para hacerlo deben modificar el factor común: uno mismo.

A veces somos capaces de ocultarnos la verdad de lo que sentimos porque somos muy duros con nosotros mismos o no estamos listos para entendernos. En ocasiones podemos no querer enfrentar nuestras emociones porque nos han enseñado que son “malas”. En el espacio terapéutico nos es permitido sentir el amplio rango de emociones al que tenemos acceso como seres humanos. Aquí, tenemos permiso de sentir tristeza, enojo y cualquier otro sentimiento. No se trata de sólo ser felices, sino de integrar todo lo que ocurre en nuestro ser.

En la psicoterapia reproducimos nuestra conducta, y tener un profesional capacitado es esencial, ya que es el psicólogo quien refleja nuestros comportamientos y pensamientos, permitiéndonos observarnos desde otra perspectiva. Ningún deportista, músico o artista ha logrado alcanzar su máximo potencial sin un entrenador. Estar en contacto con un terapeuta nos permitirá entendernos y lograr la mejor versión de nosotros mismos.

Ya no tratemos de resolver problemas profundos con soluciones superficiales. Como cualquier transformación y cura permanente el resultado de asistir a psicoterapia toma tiempo. Pero de pronto será posible valorar que el entorno personal ha mejorado: la manera de relacionarse con los otros, la productividad en la vida, mayor cantidad de momentos para disfrutar, pero sobre todo, la manera en la que nos tratamos a nosotros mismos. Te darás cuenta de que te hablas con mas amor, te respetas más y sientes menos miedo. Y nuestro bienestar genera una reacción en cadena que se refleja en la gente que nos rodea.

Aprovechemos nuestra flexibilidad neurológica para mantener nuestra salud mental. En el lugar de pensar que no hay nada que trabajar, hagamos buen uso de ese tiempo para entendernos. Detectemos nuestros roles, patrones y comportamientos que nos llevan siempre al mismo resultado. Siempre es un buen momento para empezar a conciliarse con uno mismo.