por Wolfggan José Reina Huize | 12 Jun, 2020 | Blog
Su esfuerzo e incluso su dinero para resolver los problemas de otros o salvar a una pareja o amigo, una persona que es codependiente tendrá tendencia a entrar en relaciones con personas que tienen muchos problemas afectivos, sociales, familiares o financieros, por consiguiente, además, el codependiente tiende a ignorar los problemas de su propia vida.
Algunos síntomas de la codependencia son:
• Un sentido exagerado de responsabilidad por las acciones de otros.
• Tendencia a implicarse con individuos con problemas psicológicos o inestables en el plano emocional.
• Necesidad compulsiva de controlar a otros.
• Miedo de ser abandonados.
• Problemas de intimidad y límites.
• Enojo crónico.
• Falta de confianza personal en toma de decisiones.
• Dependencia en otros y miedo al abandono.
• Tendencia a cuidar a “otros” o querer “componerlos”
• Hipersensibilidad a la crítica.
• Rigidez y necesidad de control.
Entre los enfoques que han mostrado ser más efectivos para tratar la codependencia emocional están la terapia sistémica breve, la terapia cognitivo-conductual y el counseling.
por Wolfggan José Reina Huize | 12 Jun, 2020 | Blog
Lo que va a llevar al organismo a una deficiencia de vitamina B1, lo que a su vez va a tener importantes efectos en el cerebro (también se conoce como psicosis de Korsakoff), alterando las funciones de la memoria, además, puede ir acompañado de episodios psicóticos.
Evidentemente el alcoholismo es la causa más habitual del síndrome de Korsakoff, sin embargo no todas las personas alcohólicas lo sufren, de hecho también puede afectar a individuos con trastornos alimentarios, personas que han hecho demasiado o estrictas dietas, o que se han sometido a operaciones para tratar la obesidad.
Al ser la falta de vitamina B1 su causa principal, el tratamiento del síndrome de Korsakoff incide en ayudar al organismo a recuperar los niveles normales de esta vitamina, por lo cual la misma se le administra al paciente por vía oral y a través de inyecciones, también como parte del tratamiento de desintoxicación, el paciente debe pasar por un proceso de acompañamiento terapéutico, y así con el tiempo aprender a resistirse del hábito de beber alcohol.
por Wolfggan José Reina Huize | 12 Jun, 2020 | Blog
De ello surge la importancia de delimitar y concretar qué tipo de enfermedad es y evitar un falso diagnóstico, es el caso del Síndrome de Rett y el Trastorno Autista, el Síndrome de Rett es un trastorno del neurodesarrollo.
El síndrome de Rett es congénito, es decir, que los niños nacen ya con el síndrome aunque no den muestras de ello, se trata de una alteración con un marcador biológico determinado, en concreto una alteración en el cromosoma 13, el diagnóstico es sencillo solo es necesario una prueba genética, lo más complicado del diagnóstico es que no siempre se busca el marcador biológico en los niños y se les diagnostica erróneamente otro tipo de trastorno, por ello, es de suma importancia descartar o comprobar la existencia del marcador genético.
El tratamiento requiere un enfoque de equipo y no termina a medida que los niños crecen, por lo general se requiere durante toda la vida, los medicamentos, la fisioterapia, la terapia ocupacional, del habla y lenguaje y el apoyo nutricional ayudan a controlar los síntomas, evitar complicaciones y mejorar la calidad de vida.
por Enniko Bihar | 11 Jun, 2020 | Blog
Lo cierto es que el éxito de la pantalla chica no está dado por la calidad de sus programas sino de la necesidad de evasión que sufre el hombre en su cotidianeidad, intentando olvidar la monotonía, la mediocridad y la imposibilidad de proyectos reales para un cambio significativo. Se consumen programas en los cuales nos identificamos fácilmente con algún personaje pues la vida real nos lo niega. Esto nos lleva a pensar que no estamos conformes con nuestra existencia.
La noticia se transformó en espectáculo, sin importar el contenido del mensaje: el asunto principal es llenar espacios con muchas novedades a tal punto que cada individuo puede ahora proporcionar una noticia. Pensemos en varios programas televisivos, donde la gente habla de su vida y de su intimidad sin filtro.
La edad postmoderna está obsesionada por la información y la expresión. Todos podemos ser locutores y ser oídos. Cuanto más se solicita la subjetividad, más anónimo y vacío es el efecto. Nadie en el fondo está interesado por esa profusión de expresión, salvo el emisor o el propio creador. Así es como el emisor se ha convertido en el propio receptor.
Los equipos de transmisión de sonidos, de imágenes, seducen a las personas y queda bloqueada la real comunicación entre los seres humanos. Son imágenes, sonidos, secuencia de imágenes fragmentados en tiempos pequeños, que no permiten la posibilidad de ordenarlos en una secuencia que responda a nuestro ciclo vital, a nuestro sentir o vivir.
La publicidad se impone sin permitir el discernimiento. Es el Amo de esta dialéctica. Es Amo mientras haya consumidores, pero a su vez es también Esclavo pues necesita de ellos para que funcione con éxito el consumo.
La seducción del consumidor se hizo realidad. Se vive en un mundo de simulación, para las expectativas, para lo que vendrá, olvidándose que es en nuestro presente que podemos desplegar nuestras potencialidades. Proponiendo continuamente nuevas necesidades, la publicidad se contenta con explotar la aspiración común al bienestar y a la novedad. Poder estar o tener algo novedoso es por muy poco tiempo. El mañana presenta una nueva opción y un nuevo deseo.
por Enniko Bihar | 11 Jun, 2020 | Blog
Una extraña y nueva sociedad surge visiblemente ante nosotros donde se percibe un malestar que es consecuencia de la desorientación frente a un mundo creado por el mismo hombre. Estamos inmersos en una cultura no sólo extraña, sino contradictoria donde la prematura llegada del futuro hace cada vez más difícil seguir el paso de la realidad.
El “deseo de tener” desarrolló una civilización comercial: equipos de audio, teléfonos inalámbricos, televisores, computadoras para el hogar, radios y demás sistemas de comunicación que se adquieren febrilmente, para obtener un resultado paradójico. A partir de su adquisición ya nadie se comunicará, ya no habrá más alteridad. No hay más posibilidad para el consenso o el disenso. La era de las comunicaciones supone un deterioro de la comunicación humana. La simple presencia de la televisión cambia las relaciones familiares a punto de dejar sólo un vestigio de ellas.
Todo el Universo llega a desplegarse arbitrariamente en nuestra pantalla doméstica con información inútil y excesiva que nos llega desde el mundo entero. Estamos sobreinformados por crónicas periodísticas cuya característica está en los comentarios cortos, claros y sencillos. No habrá necesidad de memoria, de referencia o de continuidad, todo debe ser comprendido de inmediato. Si bien la información llega, el acontecimiento se olvida pues es expulsado por otros más espectaculares.
Hay una voracidad en consumir noticias, algo nuevo cada hora, pero perdemos la actualidad de los datos por la rapidez del cambio.
Los principios de la comunicación se basan en seducir al público, distraer, presentar la actualidad como candente, lograr el efecto necesario para “enganchar” a la mayor parte del público a ritmo rápido. La imagen debe distraer, retener la atención y asombrar. La velocidad y “transparencia” de los mensajes no requieren del cuidado, crítica y progreso de nuestro intelecto. Es más fácil ver que leer y pensar.
“Estamos en una cultura de la comunicación y de la información, pero sin secretos, una cultura que todo lo muestra ya que es demasiado transparente. Es la obscenidad de la inmediatez de todas las acciones y de todos los acontecimientos. Es en esta obscenidad que llega su fin toda representación, toda creación.” – Jean Baudrillard
por Fernando López de la O | 8 Jun, 2020 | Blog
Debido a que muchas aspiraciones y un tren de vida han sido cortados por la pandemia de este agresivo virus, han ido en aumento la ansiedad y la depresión. Miles de personas han perdido su trabajo y eso no solo es dejar de ganar dinero, sino que significa también dejar de tener una actividad a la que se le dedicaba buena parte del día.
Los pensamientos por sí mismos producen sentimientos. Si una mente se enfoca en la colección de sucesos trágicos, entonces sufrirá. Somos el único ser vivo que sufre, ya que le duelen las cosas cuando las imagina. Este es un precio que pagamos por tener un intelecto.
Una de las recomendaciones es no dejar de sentirnos útiles. Dedicarnos a limpiar nuestras casas, ayudar con las tareas de los hijos, leer, escribir, hacer ejercicio, crear podcasts, videos u otros materiales para redes sociales… Todas las actividades que nos permitan experimentar la acción de crear son indispensables para la buena salud mental.
Si estás desempleado o estás confiando por cuarentena no olvides hasta las cosas más insignificantes que puedes hacer para darte a ti mismo el mensaje de que todavía “sirves”. Te darás cuenta de que el trabajo siempre está delante de ti y que si las cosas te parece que empeoran hay detrás de ti más de 3500 millones de años de evolución de la vida que respaldan tu actitud actual por salir adelante. Somos una especie ganadora.