La personalidad inmadura
A menudo mantienen una visión del mundo que se origina dentro de su propia imaginación, pueden ser excesivamente emocionales y perder fácilmente los nervios, también suelen ser tremendamente intolerantes a la frustración, principalmente son personas que presentan rasgos emocionales y de carácter propios de la infancia.
Una persona inmadura no ha logrado adquirir las habilidades necesarias para manejar situaciones y responder a los problemas, todavía esperan que alguien lo haga por ella y les falta perspectiva de futuro, puede cambiar de humor con facilidad diariamente, son especialmente lábiles emocionalmente hablando, no saben controlar sus emociones, sean positivas o negativas.
Una persona poco madura tiene gran dificultad para auto-observarse, valorar su conducta, reflexionar en profundidad sobre su forma de ser o pensar, así como entender cuándo se equivoca para corregir sus errores y madurar en consecuencia, entre otras cosas, esto también provoca que sea tremendamente influenciable, dejándose llevar opiniones ajenas, o la influencia de cualquiera.