por Wolfggan José Reina Huize | 6 Sep, 2020 | Blog
Y reducen el número de receptores dopaminérgicos, así se explica por qué los drogadictos empiezan tomando drogas para sentirse mejor, para luego tener que consumirlas para evitar la sensación de malestar y necesitan cada vez más sustancia para lograr el mismo efecto.
Al consumir habitualmente una sustancia adictiva el cerebro se acostumbra a ella, lo que produce que se suprima su producción normal de dopamina y demande una dosis de esa sustancia para compensar la pérdida, la escasez o abstinencia de esos niveles de dopamina genera estrés, ansiedad, irritación y dolor, los cuales, solo se mitigan temporalmente mediante el consumo de la droga que demanda el cerebro.
Cada vez que un neurotransmisor como la dopamina llega a una sinapsis, los circuitos que desencadenan un pensamiento, una motivación o una acción son vía prioritaria en el cerebro, en las adicciones, la dopamina actúa como un neurotransmisor tan potente que las personas, objetos, situaciones y lugares en que se consumió la droga quedan firmemente fijados en la memoria.
por Wolfggan José Reina Huize | 31 Jul, 2020 | Blog
Esto se debe a que libera dopamina en el cerebro, el ritmo actúa sobre las cortezas frontal izquierda y parietal izquierda, y en el cerebelo derecho; el tono impacta en la corteza prefrontal, el cerebelo y el lóbulo temporal; y la letra, en las áreas de Broca y de Wernicke (del lenguaje), los núcleos caudado y accumbens, y en el área prefrontal, todos ligados con las emociones.
Los efectos de la música sobre diferentes áreas del cerebro de manera simultánea también han permitido que dichos estímulos sirvan para mejorar funciones deterioradas en el campo neuronal, a partir de procesos fisiológicos y emocionales, imágenes cerebrales han demostrado que la activación múltiple de las regiones cerebrales favorece la plasticidad neuronal que puede compensar deficiencias después de algún daño; por esta razón, la música es una buena ayuda en los procesos de rehabilitación.
Con el uso de la música de manera terapéutica, se han observado mejoras en personas con problemas de movimiento, dificultades de habla, demencias, secuelas de enfermedades cardiovasculares, autismo, parkinson, etc.