Autismo en mujeres

Autismo en mujeres

Muchas veces se las percibe como insensibles o frías, indiferentes o demasiado autoritarias (en el ámbito laboral), otras veces se las percibe como tímidas y sumisas, lo cual encaja con el rol que les asigna la sociedad, por lo que ni si quiera se plantea que tengan un trastorno.

Si tenemos en cuenta que Hans Asperger fue el que elaboró los criterios diagnósticos y que para ello se basó en su investigación, en la cual todos los sujetos eran hombres pero ninguna mujer, podremos entender que los instrumentos de detección y diagnóstico de los TEA pueden estar validados para identificar síntomas en el caso de los hombres, pero pueden no ser sensibles a la sintomatología en el caso de las mujeres.

Las mujeres también pasan más desapercibidas porque se asume que sus síntomas son de timidez, y como esto se asocia con la sumisión de la mujer se percibe mejor por la sociedad, lo mismo ocurre cuando la mujer con TEA presenta problemas de baja autoestima y esto no se identifica como un síntoma del trastorno autista, sino que se piensa que “a todas las mujeres les pasa”.

El síndrome de Rett

El síndrome de Rett

De ello surge la importancia de delimitar y concretar qué tipo de enfermedad es y evitar un falso diagnóstico, es el caso del Síndrome de Rett y el Trastorno Autista, el Síndrome de Rett es un trastorno del neurodesarrollo.

El síndrome de Rett es congénito, es decir, que los niños nacen ya con el síndrome aunque no den muestras de ello, se trata de una alteración con un marcador biológico determinado, en concreto una alteración en el cromosoma 13, el diagnóstico es sencillo solo es necesario una prueba genética, lo más complicado del diagnóstico es que no siempre se busca el marcador biológico en los niños y se les diagnostica erróneamente otro tipo de trastorno, por ello, es de suma importancia descartar o comprobar la existencia del marcador genético.

El tratamiento requiere un enfoque de equipo y no termina a medida que los niños crecen, por lo general se requiere durante toda la vida, los medicamentos, la fisioterapia, la terapia ocupacional, del habla y lenguaje y el apoyo nutricional ayudan a controlar los síntomas, evitar complicaciones y mejorar la calidad de vida.