Superar un duelo
Una pérdida, en cualquiera de sus representaciones, ya sea la de una pareja, el fallecimiento de un ser querido, un cambio importante de trabajo o vivienda, así como alejarnos de lo que amamos y a lo que estamos acostumbrados puede dejar una sensación de vacío, que pensamos es imposible de curar. Incluso los cambios radicales, los no esperados ni deseados representan una pérdida en nuestra vida. El sentimiento que despierta esta falta se apodera de nuestro ser, está acompañado por una tristeza profunda y mucha desesperanza, nos hace pensar que nunca seremos capaces de recuperarnos. Ante este conjunto de emociones podemos saber que estamos atravesando por un duelo.
Una vez que somos capaces de reconocer que algo falta, que ya no está en ese lugar lo que tanto queríamos, que la pérdida será irremplazable, es normal enfrentarnos a una tormenta de sentimientos difíciles de descifrar. Después de entender que negar la pérdida no puede seguir siendo nuestra realidad, es común tratar de sustituir esta falta con algo similar, que parezca que llena el vacío. Incluso, somos capaces de encontrar características que no existen, ya que podríamos no tolerar el dolor que esta situación provoca. Quedarse en esta posición impedirá atravesar el duelo, y únicamente buscaremos sustitutos y repetiremos patrones que nos impidan avanzar.
La doctora Elisabeth Kübler-Ross, sobreviviente de los campos de concentración de la Segunda Guerra Mundial, enfocó sus habilidades interpersonales para entender las etapas del duelo de los prisioneros de los campos. Ella definió cinco etapas del duelo:
Negación: Es la primera etapa del duelo en el que la persona se cuestiona la veracidad de la pérdida.
Ira: La ira resulta como una expresión de un sentimiento más profundo, como si fuera la máscara de otra emoción. Se expresa de diferentes maneras, y es necesario para encontrar la fortaleza.
Negociación: Esta estaba consiste en tratar de encontrar “el lado positivo” de la pérdida, de pensar que podría ser la solución a algún conflicto.
Depresión: Es en este momento que la tristeza se expresa en todas las formas, y puede resultar un proceso doloroso, pero es la única manera de cruzar a la siguiente etapa;
Aceptación o rechazo: Llegados a este punto es posible comenzar a vivir con la pérdida, ya que se admite que no es posible recuperar y que no hay otra alternativa. Así, se establece contacto con la realidad, permitiendo experimentar nuevas sensaciones a pesar de reconocer la falta.
Cada persona tiene un proceso diferente de duelo en cuanto a la temporalidad y a la manera de expresarlo, y a cada quien le detonan distintas pérdidas estas etapas; pero es necesario comprender que una pérdida tiene un proceso de duelo que debe atravesarse, ya que no se supera la falta. Es normal sentir que esta transición no acabará, y para ello existen especialistas que pueden apoyar con el avance de las etapas hasta encontrar paz. Una perdida no se supera, se aprende a vivir con ella.