El pensamiento remoto: lejos del presente

El pensamiento remoto: lejos del presente

La mente de las personas, en particular adultas, son verdaderas cápsulas del tiempo cronológico con un cierto grado de ausencia de la consciencia del tiempo presente y esto se traduce en mente llena sin plenitud y puede ser un problema para quien no pueda tener el control sobre ello. Cuando se pierde el control, nuestro cuerpo comienza con una parte de indicios sintomatológicos que pueden generar miedos, insomnios, ansiedades, estrés o frustración por nombrar algunos. 

¿Cómo poder identificar si estos pensamientos pasan a ser un problema mayor? 

Comienza con un pequeño ejercicio durante una semana donde necesitarás un cuaderno para hacer un registro diario sobre tus pensamientos, sensaciones, ideas o incluso reflexiones que han sucedido durante todo el trayecto del día, como una especie de bitácora personal. También debes registrar el tipo de emoción que te generó de ese pensamiento y relacionar si es una idea que se relaciona con el tiempo pasado, presente o futuro. Si son ideas o experiencias positivas, permítete también de incluirlas. Cuando finalices la semana, revisarás finalmente toda tu escritura y responderás las siguientes preguntas: 

  1. ¿Esto está tomando control sobre mi vida? 
  2. ¿Mi entorno percibe que algo me está pasando? 
  3. ¿Tengo redes de apoyo suficiente que me ayuden?
  4. ¿Necesito ayuda profesional?

Si en la última pregunta consideras que es necesario buscar un apoyo profesional adicional a la que ya puedas tener, te invito a que evaluemos tu caso y podamos trabajar en conjunto donde recibirás apoyo, contención, herramientas, estrategias y todos los recursos psicológicos necesarios para mejorar tu situación.

Tres estrategias para detener la ansiedad

Tres estrategias para detener la ansiedad

Existen diferentes personalidades que están determinadas por características predominantes. Para algunos la ansiedad es un eje, pero ello no exenta a nadie de padecerla. Sentir inquietud, tener pensamientos incómodos recurrentes y reacciones fisiológicas de las que no entendemos su origen es algo que a todos nos ha pasado. Hay varias circunstancias que detonan estos episodios, entre ellas las que salen de nuestro control, como un desastre natural, una crisis económica o una pandemia. Si bien se manifiesta en muchas formas, estas son algunos signos con los que podemos reconocerla:

  • Pensamientos fatalistas
  • Ideas recurrentes
  • Reacciones fisiológicas
  • Sudoración, taquicardia y sensación de que falta la respiración
  • Incapacidad para concentrarse

Lo complicado es que una vez iniciado el episodio es muy difícil detenerlo, de hecho se alimenta a sí mismo, agravándose. Lo más importante es comprender que la ansiedad no mata, aunque nos haga sentir que podría hacerlo. La buena noticia es que existen estrategias simples que, si no detienen por completo la crisis, al menos la atenúan.

Respiración

Al controlar nuestras inhalaciones y exhalaciones podemos disminuir la respuesta corporal que provoca la ansiedad. Asimismo, al concentrarnos en respirar pausamos los pensamientos que tanto nos inquietan, sincronizando los signos de nuestro cuerpo. Una manera de hacerlo es cerrando los ojos y centrando toda nuestra atención en la respiración. Luego, inhalar durante 4 segundos por la nariz, sostener el aire un segundo y luego exhalar por la boca en 4 segundos, manteniendo el aliento un segundo más antes de empezar otro ciclo. Al repetir este ciclo de 4-1-4-1 al menos 6 veces, será posible sentir cómo los pensamientos se disipan, y las respuestas fisiológicas vuelven a la normalidad.

Pensamiento

A todos nos llegan ideas nocivas para nuestro funcionamiento. Algunas son ligeramente destructivas, mientras que otras son apocalípticas y exageradas, pero que en su momento tienen sentido. Cuando exista una idea inquietante hay dos preguntas que podemos hacernos para volver a contactar con la realidad: ¿es posible? ¿es probable? Por ejemplo, supongamos que la idea recurrente es que un tigre vendrá a atacarnos. ¿Es posible que un tigre nos ataque? Bueno, pues la posibilidad existe. Pero, ¿es probable? Pues quizás no, porque estamos en la ciudad donde los tigres no habitan. Además, ¿por qué provocaríamos a un tigre?

Aceptación

Una vez que los signos fisiológicos están regulados y los pensamientos no son tan dramáticos, estamos listos para enfrentar el miedo y, con ayuda profesional, la raíz de estos ataques. Negar su existencia sólo va a incrementar la frecuencia y la intensidad de los momentos incómodos. Entender el peor escenario y por qué nos angustia tanto es una manera de neutralizar el pánico que nos atormenta. Todas estas emociones son parte de nosotros, aceptémoslas.