¿Conviviendo, o sobreviviendo con tu pareja en tiempos de cuarentena?
Incuestionablemente la convivencia es un arte, o como lo menciona Enrique Rojas “convivencia es ante todo, compartir, participar en la vida ajena y hacer participar al otro en la propia”. Es importante tener en consideración que muchas parejas toman la decisión de vivir juntos enamorados, por pasiones quizás desenfrenadas, por una familia constituida en “mejores épocas”, por no estar solos, porque es un “buen padre” o una “buena madre” y así sucesivamente.
Todo esto conlleva a que la dinámica sea cada vez más desgastante y nos lleve a situaciones de desamor, desinterés, frustración, infidelidad, dificultades en la comunicación, entre otras pues ese vínculo primordial y necesario para sobrellevar las dificultades propias de esa dinámica de pareja se han ido perdiendo, (sin mencionar que en esta cuarentena muchas parejas ahora comparten una cantidad de tiempo significativamente mayor al habitual y otras variables que detonan habilidades socioemocionales personales que impactan en la relación de pareja).
Estas situaciones pueden hacer que un miembro de la pareja o incluso ambos puedan preguntarse, “¿debo seguir en esta relación?”, “¿quiero realmente convivir con esta persona o solo sobrevivo en esta relación por a, b, c razón?”. Comparto la postura de Walter Riso (2006) quien indica como razones para no seguir las siguientes:
- Cuando no te quieren: Una relación sin reciprocidad es humillante, triste e insana.
- Cuando obstaculizan tu autorrealización: Si no puedes hacer aquello que te haga crecer, vibrar y soñar por tu pareja y no es algo destructivo para ti ni para el otro, puedes estar en el lugar equivocado.
- Cuando vulneran tus principios o valores: El límite de lo negociable es la dignidad personal, y si cedes en principios y creencias fundamentales estás en líneas difusas en que pronto podrías dejar de quererte a ti mismo por querer más a la otra persona o querer complacerle.
Si te sentiste identificad@ con alguno de estos tres aspectos, evalúa lo que quieres y hasta dónde quieres seguir mientras sea sano para ti. Te mereces una sana convivencia y no una supervivencia que mine tu amor propio, tu integridad y tu bienestar. Si por el contrario, sientes que hay aspectos que son susceptibles de mejora de tu parte o la de tu pareja, identifica que podrían mejorar en equipo para una convivencia amena y orientada al crecimiento de cada uno como individuo y de su vínculo.