A veces porque no nos es posible por factores ajenos a nosotros, pero muchas otras porque hay factores emocionales que no nos lo permiten, factores como el miedo, la pereza, el escepticismo, la inferioridad, la rabia, el orgullo, etc.
Por ejemplo, la meta de tener una relación de pareja armónica a veces es coartada por el orgullo, los celos o la rabia; la meta de emprender un negocio en ocasiones es coartada por el miedo, el escepticismo o la ignorancia, la meta de tener un cuerpo atlético es coartada por la pereza, la desconfianza o la falta de voluntad en una dieta; por mencionar algunos.
Todos los seres humanos deseamos calidad y nivel de vida, pero esta calidad y nivel de vida dependen completamente de nuestra forma de pensar. Todo lo que sentimos y todo lo que entendemos acerca de la existencia, del prójimo y aún de nosotros mismos no es más que una interpretación normalmente equivocada, normalmente falsa, que depende directamente de nuestro nivel de inteligencia, si usted piensa bien su vida está bien, si usted piensa mal, su vida está mal, de tal forma, que la prioridad en la vida de un individuo debe estar enfocada más que al triunfo económico, estético y social, al desarrollo de su propia inteligencia y del orden lógico de sus pensamientos, de esta forma tanto el nivel como la calidad de vida en un ser humano será solo una consecuencia de su nivel intelectual. (Martín Aparicio)
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