Esta tendencia en auge en las últimas décadas es un acto que llama la atención de los adultos pero que actúa claramente en contra de los derechos de niñas y niños.
Lo más desconcertante de esta situación es que a pesar de que este tipo de actos han sido denunciados la tendencia de promover una imagen erotizada de la infancia va en aumento, las principales perjudicadas de esta tendencia son en su mayoría las niñas, la hipersexualidad de la infancia implica que las niñas representen roles y manifiesten conductas inapropiadas que son reflejo de la introducción precoz de las niñas en algo tan característico de la adultez como es la sexualidad.
Los adultos tenemos la responsabilidad de favorecer que los niños disfruten de su infancia promoviendo que aprendan en consonancia con su edad, todo lo demás, forma parte del mundo de los adultos y no le corresponde a los niños vivirlo o ser partícipes de ello.
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