Un acto de automutilación psicológica donde el amor propio, el autorespeto y la esencia de uno mismo son ofrendados y regalados irracionalmente, cuando el apego está presente, entregarse, más que un acto de cariño desinteresado y generoso, es una forma de capitulación, una rendición guiada por el miedo con el fin de preservar lo bueno que ofrece la relación.
Bajo el disfraz del amor romántico, la persona apegada comienza a sufrir una despersonalización lenta e implacable hasta convertirse en un anexo de la persona “amada”, un simple apéndice, la epidemiología del apego es abrumante, según los expertos, la mitad de la consulta psicológica se debe a problemas ocasionados o relacionados con dependencia patológica interpersonal.
Entregarse afectivamente no implica desaparecer en el otro, sino integrarse respetuosamente, el amor sano es una suma de dos, en la cual nadie pierde, la
dependencia afectiva a la pareja tarde o temprano genera sufrimiento y depresión, un amor inseguro es una bomba de tiempo que puede estallar en cualquier momento y lastimarnos profundamente.
0 comentarios