Considerada por la comunidad científica como la hormona del estrés, nuestro cuerpo la produce ante situaciones de tensión para ayudarnos a enfrentarlas, la liberación de esta hormona está controlada por el hipotálamo en respuesta a situaciones estresoras y a un nivel bajo de glucocorticoides en la sangre.
Mediante nuestra forma de pensar, creer, y sentir podemos condicionar nuestros niveles de cortisol, la evidencia científica demuestra que al modificar nuestros pensamientos en cierta manera estamos modificando la actividad bioquímica de las células de nuestro cerebro, de hecho, la Universidad de Harvard realizó un estudio donde demostró que un nivel moderado de cortisol es clave para el bienestar humano.
Una dieta nutricional más variada y equilibrada, ayuda a regular los niveles de esta hormona debido a que una disminución en la ingesta calórica puede aumentar los niveles de cortisol, además, incluir en nuestra rutina ejercicios de relajación y meditación reduce el riesgo de experimentar estrés crónico, así lo ha concluido un estudio de la Universidad Estatal de Ohio.
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