A través de procesos de plasticidad neuronal (también llamada neuroplasticidad), nosotros mismos moldeamos nuestro cerebro cuando hacemos nuestras actividades de la vida diaria o pensamos frecuentemente en algo.
En un estudio a taxistas en Londres se demostró que tenían un hipocampo más grande que otras personas de profesiones distintas porque saben todas las calles de memoria, el hipocampo tiene diversas funciones, pero una de ellas es que se ocupa de la información de la agenda visuoespacial (nuestros mapas mentales del espacio en el que vivimos que nos dicen cómo se llega a algún sitio que conocemos).
Si podemos moldear el cerebro implica que podemos modificar el trastorno a través de psicoterapia (y medicación en los casos que se requiera), porque los trastornos mentales tienen una relación biológica directa con nuestro cerebro, podemos tener más esperanza de que con la ayuda adecuada y el esfuerzo personal, un trastorno, en teoría crónico, puede minimizarse hasta el punto de que no afecte e incluso “se cure” y la persona pueda llevar una vida completamente normal.
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