El mindfulness mitiga las emociones difíciles y los traumas, nos ayuda a estar centrados, aprender y tomar mejores decisiones, las técnicas de pensamiento han ganado fuerza después de que una serie de estudios clínicos apoyara su eficacia.
Ejercitando el cerebro con mindfulness y prácticas afines podemos cambiar la forma y el tamaño de nuestro cerebro, aumentar la concentración, la flexibilidad, la inteligencia y construir nuevas vías y redes neurales, la principal área en la que tiene lugar el crecimiento es la de la corteza prefrontal, donde se encuentra nuestro funcionamiento ejecutivo: es el centro que controla y ordena, donde nace el pensamiento analítico.
Hay que tener en cuenta que una actividad reducida y un tamaño pequeño de la corteza prefrontal se correlacionan con condiciones psicológicas como el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), el abuso de drogas y otras conductas problemáticas como la dificultad en el control de impulsos, la esquizofrenia, la depresión y en general los trastornos del estado de ánimo.
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