El coronavirus llegó para quedarse en nuestras emociones. Aunque se trata de un virus que se ha expandido de forma masiva por todo el mundo, la implementación de estrategias de mitigación del riesgo de contraerlo y la reducción de las formas de exposición, pueden lograr que en un mediano plazo se disperse. Sin embargo, los cambios abruptos que ha generado en nuestra vida no desaparecerán. Por ello resulta sano desprenderse de la idea de que retomar nuestras vidas tal cual la traíamos, en un corto tiempo.
Es claro que la naturaleza no está pidiendo aprender de “algo”, aun no tenemos tan claro qué es ese “algo”, pero reconocer y el valorar el día a día, nos ayudará a amortiguar la frustración. Se trata del aquí y del ahora, como bien lo muestra la teoría de la gestalt.
Aprender y vivenciar todos los días con su propio afán, no postergar mas ese proyecto o tarea que tenemos pendiente, no aferrarnos al pasado y desarrollar nuestras estrategias para afrontar lo que estamos viviendo. Esto, con el fin de preservar nuestra salud mental y física.
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